domingo, 26 de abril de 2020

Oscuridad

 Quiero hundirme en esa oscuridad que no deja pensar. Doblar mis rodillas y mi espalda y mi cabeza, y también la tristeza. Doblarla despacio, sin arrugas, y soltarla, que caiga, se difumine, se confunda con la sal de mis dedos, que han viajado del pecho al vientre, a las rodillas y al talón de Aquiles, ascendiendo de nuevo, alojándose en el reducto de mis costillas, recorriendo luego cada vértebra para luego deslizarse a los hombros, a la sien, al óvalo que se forma bajo mis ojos, cerrando mis párpados, protegiendo, ocultando, dejando en una irónica soledad al viento que sopla en mi interior. Quiero hundirme en esa oscuridad que no deja pensar, pero ese viento, el de dentro, sigue rodeado de miedo.