viernes, 30 de mayo de 2014

Tristeza


Fue allá por el 2008, cuando Ferreiro ya cantaba las siete y media y mi vida se centraba en girar y volar de idea en idea. "Tristeza" inundaba mis oídos cada vez que bajabas a desayunar al comedor de aquel hotel, vistiendo una camiseta azul cristalino y los ojos de sueños recién hechos, con esa pizca de azúcar y mermelada. Paseabas tu silencio por toda la sala, y hacías que ni las vistas de aquel mar que traspasaba las ventanas pudieran evitar que fueras la órbita de mis mañanas. No sé si era la fragilidad que sentía o esa canción diluyendo mis pensamientos, abordándolos e inundándolos con tu sola presencia.
A veces lamento recordar solamente esta pequeña parte de ti. A veces, y sólo a veces, lamento que lo demás se viera interrumpido por la metafísica.
Y a pesar de ello lo admito. Lo escribo en cada nostalgia que se escapa de mi cabeza, por si aparecen a tu lado alguna vez y decides leerlas.
Siempre has sido mi desconocida favorita.