domingo, 22 de marzo de 2020

Nudos


Llagas de papel que se deshacen en una cesta de mimbre, escondida con cuidado tras el sonido de tus manos cerrándose, rozando palma y dedos, cosquilleo y calor, levitar y deshacer. Pluma de estornino, temblor y escalofrío, ojos vendados que hacen brotar de mis oídos un ramo de hierbaluisa, que calma los miedos y evapora las dudas. Madera de roble, pino y eucalipto, apilada en un intento de cinta de Moebius, giro inesperado, frío tiritante, hasta arder en mil diez pasos de pies descalzos sobre un cielo de hojas de otoño. Y el estornino pía, la madera crepita y en el papel se reescribe todo un silencio mientras te sigues acercando descalza, hasta llegar a mi altura, donde me abrazas y me susurras en orden asimétrico cada una de tus ciudades, deshaciendo con ello, poco a poco, cada uno de mis nudos.