lunes, 11 de febrero de 2019

Conversaciones con S (V)


—A veces no soporto que el tiempo pase tan deprisa.
S caminaba por mi habitación, buscando un disco entre mi colección para ponerlo de fondo. Esa tarde íbamos a ir al cine que hacía esquina al lado de mi casa, y como inexplicablemente había llegado demasiado pronto, subió a mi pequeño piso para esperar juntos a que llegara la hora de la proyección. A pesar de notar cierto enfado en su voz, sabía que era uno de esos momentos en los que S comenzaba a reflexionar sobre algún tema que le rondaba por la mente, así que no dije nada, esperando a que continuara hablando.
—Es una sensación de impotencia, ¿sabes? Un día estás tumbada en la cama, cavilando sobre todo lo que está ocurriendo en tu vida, y de pronto te abruma darte cuenta de la incertidumbre que te rodea. ¿Qué ha quedado de ese futuro que una vez imaginaste? Eso que pensabas alcanzar con toda la seguridad del mundo. Vivimos con unas expectativas que hemos creado en nuestra cabeza con toda la certeza de que van a ocurrir tal y como las pensamos, como en un guion de película de Hollywood, y no es así. Y cuando no ocurre nos machacamos, intentamos buscar el error que nos ha llevado hasta ese final que no esperábamos, y el error no es más que la vida. Es la vida dándonos uno de los caminos de los tantos que había como posibles. Pero seguimos pensando que el que nos ha tocado es el incorrecto.
S eligió finalmente Manual para los fieles, de Piratas, y lo puso en la minicadena. Tras el instrumental inicial de unos segundos, comenzó a sonar Fecha caducada.
—Por eso nos gustan algunos libros que nos llevan de la mano hacia el fracaso de los protagonistas. Disfrutamos, en cierta manera, sumergiéndonos en su derrota, genera empatía.
Se acercó a mi estantería repleta de libros y cogió uno al azar. A través de la noche, de Stig Sæterbakken. Sonreí ante la casualidad de la relación entre lo que me estaba diciendo y aquella historia.
—Y la felicidad —continuó mientras leía la contraportada de forma distraída—, la falsa felicidad, aborrece.
Me acomodé sentándome en la cama y le contesté.
—¿Por eso dejaste de seguir a esa influencer de Instagram el otro día?
—Por eso y por los batidos. No se puede ser tan feliz tomando todos los días batido de plátano y huevo.