domingo, 13 de mayo de 2018

Conversaciones con S (IV)


La luz de una lámpara de araña iluminaba la estancia de aquella pequeña librería que encontramos de casualidad, en una esquina de alguna de esas calles por las que nos perdíamos en nuestras tardes de paseo. S deslizaba sus manos por los lomos de los libros de una de las estanterías, con delicadeza, como si fueran cachorros de perros recién nacidos, mientras leía los títulos con la cabeza ladeada y cierta expresión de concentración.
—Es abrumador…
—¿El qué?— le contesté.
—Todos estos libros… No solo contienen la historia que tienen en su interior, en sus letras, sino también lo que no se cuenta, lo que ocurría mientras era escrito, por ejemplo. Y pensarlo es abrumador. ¿Qué sucedía mientras esta autora estaba escribiendo el cuarto capítulo? ¿En su mente ya tenía formado el final, o lo cambió por algo inesperado que le pasó días después? ¿Su escritura la movía la tristeza, o una felicidad que luego se fue diluyendo haciendo el libro más oscuro? ¿Y lo borrado, lo tachado, lo que en un momento de poca inspiración decidió eliminar, realmente debía ser olvidado? ¿Y esa casa vacía que la protagonista del libro encuentra en su huida y tan pronto como sale de allí desaparece para siempre de la trama, qué historia tiene detrás? ¿Se esconde alguien de su entorno en alguno de los personajes? ¿Y qué hay de verdad en cada uno de ellos?… Todo son caminos, que van formando nuevos caminos… Historias que bien podrían formar otros libros.
—Tienes razón… Visto así es bastante abrumador— le respondí, cavilando sus palabras.
De pronto, la luz de la lámpara se apagó, dejándonos en una penumbra donde solo podíamos ver nuestras sombras y las de los libros a nuestro alrededor. Miramos por la cristalera de la librería hacia la calle, comprobando que también se habían apagado en el exterior. S se acercó a mi oído y me susurró:
—Creo que esto puede ser el comienzo de una de esas historias, y espero que no sea de terror.