sábado, 11 de diciembre de 2010

Trazas

Era extraño para mí no poder recordar su rostro. Repetía en mil folios sus ojos, marrones de otoño, y me bloqueaba por su mirada. Había algo que fallaba en mi mente, algo que no me dejaba ver más allá de sus pupilas.
Así que terminé por dibujar sus piernas. Desnudas.
Suaves, templadas, con sus rodillas juntas y sutilmente escondiendo su mitad de camino. Tumbada, relajada, rodeando un pie con el otro, rozándose apenas un milimetro.

Y el mapa de mis deseos me llevó a su cintura.

Una fina sábana transparente,apenas blanca, dejaba entrever su piel suave, deslizante, que inevitablemente, resbalando te llevaba a una tierra entre montañas inexplorada. Y me adentré sin miedo, con seguridad. Y con la idea de que no podría haber otros caminos.

Era extraño para mí no poder recordar su rostro. Me había perdido en su cuerpo,y había vuelto a olvidar mi mente a cambio de otro minuto de recuerdo.

Y aquí quiero desaparecer...Mientras busco algún atisbo de tus ojos. De tu rostro. Que de nuevo me haga perderme en el tacto de tu esbozo...

domingo, 6 de junio de 2010




Qu
e cuando sueñes nazcan de tu piel guerras de nubes con tentaciones de beso



lunes, 26 de abril de 2010




Tienes como objetivo dominar cada milimetro de mis manos y usarlas como guía por cada segundo de tu cuerpo






jueves, 1 de abril de 2010

Cuadrados concéntricos

Era alérgico a la luna. Dormía con un ojo abierto para ver pasar el viento. Y pedía a quien lo sintiera un viaje al fin del mundo.
Se levantó temprano porque se lo pidieron las manecillas del reloj. Desayunó amanecer, y decidió que ese día todo iba a cambiar.
Tumbó de un golpe al sueño y empezó a pasear, sin rumbo, en calles de sueños desiertos. Cinco minutos bastaron para notar la mirada de todos los días. Esa mirada le hacía llorar. Le recordaba las noches pasadas.
Y el silencio le devolvía el miedo.
Nunca se habían enfrentado. Nunca miró atrás. Pero ese día todo iba a cambiar. Rescató un segundo a la valentía, y le dio la vuelta al mundo.


Hasta ese día, nunca nadie había visto nacer microsegundos de colores.